miércoles, 24 de mayo de 2023

 
Católicos españoles: 44%

Primera vez desde hace cinco siglos

La noticia la ha publicitado la revista «Vida Nueva», procedente de IPSOS, reconocida multinacional de investigación de mercados y consultoría. Es la primera vez que las investigaciones sociológicas arrojan un porcentaje tan bajo de católicos en el país, y también la primera vez que ese porcentaje baja de la barrera psicológica del 50%. Sería pues la primera vez que los católicos dejarían de ser mayoría en un país de tan reconocida trayectoria católica. 

No es una noticia extraña o insólita: por toda Europa los porcentajes van parejos, más o menos. Francia -que en la Edad Media era llamada con orgullo la «hija primogénita de la Iglesia»- hace menos de 5 años dio la noticia de su caída por debajo del 50% de la población, y hace sólo unos meses se ha dicho que podría estar ahora por el 47%. Y otros países europeos de larga tradición religiosa -en realidad todos lo son- se siguen los pasos unos a otros, todos a la baja.

A falta de que se publiquen más datos sobre el cuestionario y las respuestas, parece que la encuesta española se ha centrado más en el sentido de pertenencia a la Iglesia (si el encuestado se considera católico o no), mientras que las estadísticas francesas citadas se centraban más en la creencia en Dios o no. Que el 51% de los franceses ya no creían en Dios: así titularon medios de prensa franceses la noticia del cruce de la barrera del 50%. Otros titularon que la mitad de los franceses ya no creían en Dios. 

Dejar de considerarse miembro de la Iglesia, o dejar de creer en Dios, son cosas muy diferentes, pero sólo en la realidad personal de la conciencia de cada uno; en el lenguaje de la calle, o de los medios, en realidad, no se refieren a cosas muy diferentes. Tal vez uno se marcha de la Iglesia por los escándalos del clero... pero muy probablemente la verdadera causa es que esos escándalos han terminado de hacer caer su pequeña y débil convicción de fe. Ni por un escándalo del clero uno deja de creer, si está convencido del sentido de Dios en su vida. En definitiva, lo que está cayendo en Europa es la plausibilidad de Dios, la credibilidad de la fe: para quienes viven la vida agitada moderna, están en formación cultural permanente, y no reciben de la Iglesia y de los demás creyentes, señales de aggiornamento, replanteamiento radical de todas esas concepciones, dogmas, prácticas sacramentales que aparecen como ininteligibles o inaceptables a las personas modernas, la única salida es la de «mutis por el foro», o sea, marcharse, sin hacer ruido, sin discutir, y no volver, y olvidarse de todo ese patrimonio simbólico cristiano occidental en el que vivieron todos sus abuelos, pero que a estas personas de hoy, en pocas décadas -en vida suya- se les han vuelto insobrellevables. Y la cosa es tan clara y tan contagiosa, que llevamos varias décadas con las estadísticas religiosas permanentemente a la baja.

Estamos en vísperas de una Consulta Abierta a personas preocupadas por este síntoma. Vamos a compartir sobre la posibilidad y la necesidad de asumir un cambio radical: un cambio de paradigma, o, acercándonos más, con más detalle, un nuevo paradigma complejo que podemos ver que está compuesto por varios subparadigmas. Lo que se presenta como un chequeo al teísmo (el paso adelante a un cristianismo posteísta), en realidad es una prueba de fuego simultánea en los varios paradigmas, todos a la vez. Están todos relacionados. Es un cambio de mentalidad total. El Neolítico se está acabando, y nueve mil años han depositado en nuestra cultura -a la que nadie nos podemos sustraer- un poso, un enorme sustrato de axiomas, creencias, postulados, supuestos acríticos... que forman parte de nuestro inconsciente colectivo social cultural, también del religioso. El cambio es demasiado grande, demasiado profundo. Nos hemos de armar de paciencia, y de una esforzada lucidez crítica. Sigamos...

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